No soy OTeista... pero soy de emotividad blanda y lágrima fácil, vamos, de llorar a moco tendido con una solidaridad incomprensible por las emociones ajenas, sean del calibre y/o tipología que sean.
Ayer hice una excepción y me quedé a ver la Gala. Ganó Virginia y yo lloré emocionada, intentando contener la congoja (y las lágrimas) en extraños hipos ‘sorbidos’ (cómo si a alguien pudiera importarle lo que yo haga en el sofá de mi casa) mientras reía estrujando un cojín como si fuera mi llanto.
No conseguía definir el origen de esa emoción... pero estoy acostumbrada y me dejé llevar.
No soy OTeista, pero ayer, Virginia y OT me emocionaron.
Enhorabuena Senador.
10 comentarios:
Precioso homenaje que seguro te agradecerá alguien muy especial.
Ganó a pesar de la envidia y la falta de educación de los otros concursantes.
Ganó porque supo conquistar con su mirada de cielo.
A mi también me emocionó OT.
Y es que sentí una alegría casi infinita de pensar en el triunfo de la templanza, la cordura, el buen estar de La Niña Azul, y la derrota de la envidia, la arrogancia y como no, la mala intención de algunos de sus compañeros.
Pero, también me emocionó pensar en las lágrimas de felicidad que estarían corriendo por las mejillas de nuestro Senador.
¡Felicidades Virginia, Felicidades, Senador!
Besos, besos y besos.
No me lo esperaba.
Creo que es una de las veces en que me has dejado con más cara de tonto y sonrisa estúpida.
Tú me emocionas cada día, preciosa.
Gracias, por tantas y tantas cosas que no habría espacio en internet para decírtelas.
Acaricias el alma, niña esmeralda.
No sé porque ganó Gilraen y, siendo honesta, me hubiera emocionado también... pero no como con esa niña. Para mí, en realidad, quien ganó fue Senador (a mí también me ciega la pasión ;-) )
Jazmín guapa... creo que muchos de nosotros pensamos en Senador en ese preciso instante.
Hay cosas Senador que no hace falta saber (ni entender). Si se tuvieran que entender las pasiones, íbamos listos más de uno/a.
¿No querrás decir que pecas de generosidad?
Gracias.
Yo sólo seguí las dos primeras ediciones de OT y, sin embargo, me he vuelto a enganchar a la mitad de ésta.
Virginia es un producto comercial fabricado por el publicista Risto Megide. La niña, guapísima y con cara infantil (es más mayor que algunas de sus compañeras como la rockera Sandra, pero parece un angelito de ojazos azules) canta como una chicharra y se ocupó durante los primeros días de mantenerse alejada y en desacuerdo con los demás participantes del grupo (la mayoría una panda de macarras pero algunos con voces privilegiadas), lo cual creó una situación de rechazo por parte de éstos y, al mismo tiempo, la simpatía del miembro del jurado de juicios afilados, que enseguida se dedicó a hacer campaña por el miembro que él considera "original y diferente". Tiene razón, la muchacha es, además diferente, puesto que gana un concurso de cantantes siendo la menos dotada.
Ayer ganó la llamada "marea azul", los fans de esta niña que se han dejado las pelas mandando sms de apoyo.
Leo ahora el comentario del Senador.
Muy bonita la historia que cuentas. El tipo inteligente con la niña mona de cortos reflejos, porque las palabras de ella desde que leyeron su nombre hasta que acabó el programa de chat posterior a la gala sólo fueron repetidamente "qué fuerte, no me lo creo, no me lo creo, qué fuerte" o le afectó un shock excesivo, o es tonta de remate.
No te voy a mentir... he seguido OT, no porque me guste en demasia, más bien porque luego en el trabajo hablaban de los comentarios de Risto y quería saber que pasaba. Soy una persona que me considero también sensible, pero estas cosas a mí no me hacen llorar, puedo llorar con una peli, con una poesía, con unas palabras... pero los triunfitos... como que no... pero eso no quita que me parezca bien que tengas esa capacidad de descargar emociones... es bueno llorar, aunque se piense lo contrario... Besos
Jajajaj… Tesa si te llegas a cruzar antes con Senador :)
No puedo opinar en general de cómo lo ha hecho en el concurso y ni siquiera si me gustaron especialmente las canciones, mentiría diciendo que quería que ganara Virginia y qué he sido su seguidora, porque en realidad, en ese sentido estricto, me era indiferente. Pero no miento al decir que me emocioné y por partida doble. Porque es bonito (y ñoño, lo sé) ver a alguien alcanzar su sueño… y porque imaginé la sonrisa (boba) de Senador.
Pero sí hawkeye padezco, encantada de la vida, un exceso de empatía. Las emociones ajenas me alegran y/o me entristecen, no únicamente con los triunfitos, sino con las películas, los libros, las palabras, algún gesto… qué sé yo. Cada loco tiene su qué. :)
Besos
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