viernes, 7 de marzo de 2008

BAJO LA FALDA

No sé muy bien como consiguió colarse por debajo de mi mesa en un descuido de los compañeros y allí, arrodillado en el suelo, se deshizo de mis medias, me bajo las bragas y separó mis muslos. Primero jugueteo con la yema de sus dedos hasta hundir su cabeza en mis piernas mientras su lengua lamía, áspera y seca de todo lo que no fuese la humedad de mi sexo.

No podía levantarme, no podía moverme, no podía irme. Todos le hubieran visto, así que consciente de que tendría que esperar hasta que todos se marcharan acerque la silla hasta clavarme la mesa, con una mezcla de temor y excitación ante la posibilidad de que le descubrieran. No creí que una idea así pudiera provocar una corriente tan vibrante y fluida en mi vientre. Tenía que contener la respiración y morderme los labios para ahogar los gemidos que su lengua arrancaba de mis entrañas.

Poco a poco todos van desapareciendo. Trato de mantener la calma mientras saludo con indiferencia. Sonrío. La sensación provoca un latigazo jugoso entre mis piernas y le maldigo en silencio.

Un remolón zanganea entre papeles justo en el instante en que un beso mojado resbala por mi pierna y sus dedos se hunden en mí. Creo que no podré controlarme y estallaré en un salvaje grito... justo cuando el rezagado pasa a mi lado dirección a la puerta.

Unos instantes de silencio. Su boca se ha detenido sobre mi rodilla pero sus dedos continúan hurgando entre mis pliegues. Unos segundos.

Aparto la silla de un golpe hacía atrás, separándolo de mí y le insulto al mismo tiempo que le empujo con mis pies descalzos hasta hacerle caer.

Se levanta rápido, pero toda la rabia por ese deseo contenido ha estallado en mí y muevo la silla contra él, las piernas abiertas, le arrincono con todo el peso del cuerpo bloqueando sus movimientos.

Me siento ávida, hambrienta de un deseo voraz.

Froto mi nariz con su entrepierna, rozando el evidente bulto bajo el pantalón. Duro y henchido, demasiado apetecible para resistirme.

Salto los botones y meto mi mano, caliente, que resbala por su miembro mojado hasta hacerlo mío.

Jugueteo con la punta, araño delicadamente y cuelo los dedos por el glande. Retiro la mano y chupo mis dedos uno a uno, lentamente, como un mero preámbulo, un delicioso aperitivo antes de engullirla ignorando el gemido mezcla de placer y sorpresa que se escapa de su boca.
Saboreo, lamo, muerdo. Araño, aprisiono y libero. Deslizo, hundo y sacudo.

Despacio, consciente de la excitación que él siente, la suelto, arrastrando con mi lengua un lametón impregnado que nos funde.

Le miro a los ojos mientras limpió con el dorso de mi mano la saliva de que resbala de mis labios aplastándolos. Siento el deseo rabiando en su mirada.

Le engullo, esta vez sin concesiones. Violenta y urgente, con movimientos rápidos y certeros hasta que siento como se deshace en mí.

La tregua inesperada es breve y me aparta bruscamente. Se gira y vacía mi mesa con cuatro manotazos. Tira de mí y me tumba dejando mi espalda a su merced.

Levanta mi falda y hunde uno a uno sus dedos. Dos, tres. Se deslizan. Como si fuesen mantequilla fundida. Unta mis nalgas, dibuja toda mi hendidura con mi propia humedad, embadurnando mis fisuras y cuela un dedo firme y rotundo en mi culo.

Susurra ronco de deseo en mi oído antes de embestirme con furia, rápido y salvaje, como si quisiera romperme en dos, destrozarme en un solo golpe. Su sudor atraviesa la tela de la blusa y sus manos tiran de mí, de mi pelo, hasta que su boca encuentra la mía. Me devora, se come mis labios, mi lengua, muerde mi cuello y gime en mi oído.

Grita.

Antes de perder por completo la razón, arrebatado y brutal, se aparta y me tumba en el suelo.

Se clava en mí, caliente, hundido en mi cuerpo mientras el frío suelo sacude mis nalgas, que golpean con ritmo frenético. El ritmo que él ha instaurado entre mis piernas.

Me busca, sin dejar de lamer mi piel. Arranca los botones de la camisa, tiras de piel hasta encontrarse con mis pechos que su boca aprisiona. Me muerde. Me vuelve loca. Me desquicia al borde de un éxtasis desprovisto de juicios y cadenas.

No quedan puntos de cordura donde anclarme... sólo quiero aferrarme a su sexo, deshacerme bajo su cuerpo, destruirme entre sus piernas.

Que me llame, que pronuncie mi nombre y me haga más suya todavía. Le pido que grite mi nombre.

Y siento como una descarga recorre mi columna vertebral, mientras su cuerpo se contrae derramándose dentro de mí hasta caer lacio y jadeante sobre el mío.


14 comentarios:

Anónimo dijo...

Llegué...

Para que perderme en palabras rebuscadas, mi niña, so lo único que me sale decirte es un simple "eres la ostia" y preguntarme cómo puedes ser tan jodidamente buena.

Nunca he leido eróticos como los tuyos y no es que me ciegue la pasión. Es simplemente que sólo tu forma de escribir consigue producirme un calor insospechado e inmediato, mientras que otros se pierden en pedanterías o simplemente (como yo) recurren a los lugares tópicos y comunes.

Tú haces que todo suena morboso, caliente, nuevo y lleno incluso de poesía.

Voy a seguir babeando un ratito más, mientras te miro por el ojo de la cerradurra...

Vivencias en el Mariate dijo...

Hola Dana, llegué de Tesa y quería saludarte, encantado haber llegado aquí, y con tu permiso me gustaría volver.
Un saludo.

Vivencias en el Mariate dijo...

Ya veo que por aquí pasa la hache original, yo soy un hache xx.

Senador Palpatine dijo...

Por cierto, la foto... memorable.

Hache dijo...

Tremendo. Un relato de los que se leen conteniendo la respiración.

Anónimo dijo...

Polvazo.

Dónde esté polvazo que se quite polvete.

Polvete que llame cuando crezca.

Hasta ese momento que polvazo reitere periódicamente su idiosincracia hasta que le flaqueen las fuerzas y
su hijo, ex-polvete y ya apuesto y salvaje polvazo, le sustituya.

Follar donde surja, sin esperar a llegar a la cancha reglamentaria, resulta siempre una descarga brutal de placer.

Dana dijo...

Mucha práctica Senador :P
Ese es el secreto ;-)

Hola HacheXX no necesitas mi permiso, pero si lo quieres, dalo por hecho. Es un placer.

Hache tu sonrisa es inconfundible.

No debería existir cancha reglamentaria Xhavi para los polvazos.

sweep blue dijo...

solo puedo decir ..ufff

Tesa dijo...

La última vez que me pasó esto, mi becario presentó su camiseta sucia de fluídos como prueba...
Nunca mais.

Anónimo dijo...

Un hombre de aspecto sospechoso, megáfono en mano, se planta en el centro de la plaza mayor de Danalandia y, con gesto entre preocupado y oficial, se dirige a sus conciudadanos.

" Lugareños todos:

Estoy aquí para informaros de que, reunido el comité de empresa en sesión extraordinaria celebrada en la bodega Palpatine, y ante los preocupantes sucesos que han venido acechando nuestro pueblo, ha decidido por unamidad de todos sus miembros, que a partir de YA! se establezcan unos servicios mínimos en este blog.

Así como los enfermos necesitan medicinas, los adictos necesitamos actualizaciones periódicas para poder fumarnos el cigarrillo a gustito y como es debido en las duras y aciagas horas de malsano trabajo en la mina.

Para ello hemos organizado una marcha para este día de hoy, bajo los siguientes lemas propuestos por nuestro gurú Palpatine, en otro alarde más de su inspiración divina (pues Dionisio, alias "Baco", también era Dios) y que serán santo y seña de esta nuestra justa reivindicación:

¡SALAMI PARA TODOS!

¡SEGUIMOS PARA BINGO!

Pueden recoger las pancartas en la barra. Muchas Gracias".

Victor Manuel Jiménez Andrada dijo...

ME HA ENCANTADO. Saludos desde Papirowebxia

Anónimo dijo...

Xhavi, si tú me dices ven, lo dejo todo...

Ha sido oir tu nombre en mi boca (mmm)y dejar el copazo (temblando) para acudir en tu auxilio.

Sí, debería haber una Dana de guardia, coño.

Ya en su día cierta Admiradora propuso crear un FNAC 24h, así que yo ahora secundo tu petición (junto con la de que el rubio americano lo dispensen gratuitamente en la seguridad social).

Porque puestos a establecer los servicios mínimos, menda lerenda podría escribir un relato lujurioso y supuestamente erótico, pero mucho me temo que me quedaría más Sifredi (o Vidal, por aquello de hacer patria) que otra cosa.

Aparte de salirme un cagarro infecto, of course. Que a uno siempre se le dió mejor escupir bilis que otros fluidos corporales.

RIPP dijo...

¿Has estado de un lado del río, el lqado polvoso y oscuro, viendo el bullicio y la algarabía que hay del otro lado y, por más que buscas, no hay un solo puto puente por el puedas cruzar?

Dana dijo...

Saludos Victor.

Estoy aquí Ripp y puedo tenderte la mano. ¿Se considera eso puente? :)
He estado en muchos lados oscuros, y siempre he encontrado la forma de cruzar, si realmente lo he deseado. Si hace falta, me sumerjo y buceo.