Aléjate de mí.
Soy un veneno que lentamente te corrompe cada vez que deslizas tus manos entre mis muslos, atrapándote en una gruta invisible, cálida y confortable, que desliza su elixir letal poco a poco, engullendo febril tu apetito, colmándolo de mi ponzoña.
No me toques.
Soy la manzana podrida de aspecto delicioso y sensual a la que no puedes resistirte a morder. Mi savia avanza corrosiva por tu garganta y se instala en tu alma. Nubla tu vista agazapada tras el delicioso paladar que saboreas en cada envite.
No me beses.
Soy las espinas negras ocultas tras la roja rosa que se clavan con ansias en tu carne y sangra poco a poco con besos dulces y certeros, sesgandote la vida. Desgarro lentamente esas fibras imperfectas tuyas hasta calar en los huesos confundidos. Aturdo tu conciencia.
No me desees.
Soy la araña que trepa entre tus sabanas, que anida en tu clavícula y susurra melodías sin sentido en lenguas
ancestrales que borran el pasado y anulan el futuro. La que lacera sobre tu espalda un pentagrama infinito poblado de placeres malditos.
No me ames.
Soy un veneno que lentamente te corrompe cada vez que deslizas tus manos entre mis muslos, atrapándote en una gruta invisible, cálida y confortable, que desliza su elixir letal poco a poco, engullendo febril tu apetito, colmándolo de mi ponzoña.
No me toques.
Soy la manzana podrida de aspecto delicioso y sensual a la que no puedes resistirte a morder. Mi savia avanza corrosiva por tu garganta y se instala en tu alma. Nubla tu vista agazapada tras el delicioso paladar que saboreas en cada envite.
No me beses.
Soy las espinas negras ocultas tras la roja rosa que se clavan con ansias en tu carne y sangra poco a poco con besos dulces y certeros, sesgandote la vida. Desgarro lentamente esas fibras imperfectas tuyas hasta calar en los huesos confundidos. Aturdo tu conciencia.
No me desees.
Soy la araña que trepa entre tus sabanas, que anida en tu clavícula y susurra melodías sin sentido en lenguas
ancestrales que borran el pasado y anulan el futuro. La que lacera sobre tu espalda un pentagrama infinito poblado de placeres malditos.No me ames.
Te devoraré, lentamente, disfrutando cada bocado, bebiéndome tus besos, engullendo tus labios, aniquilando tus sentidos, devastando tu deseo, succionando tu sexo, anulando todo cuanto fuiste antes de que yo existiera, convirtiéndote en nada entre mis piernas. Nada.
10 comentarios:
Pues dame el antídoto para no desearte.
Sabes a fotos en blanco y negro. A veneno en la sangre.
Dan ganas de morirse, consumirse y reducirse a la nada para que tú sonrías viéndome morir en tu piel.
Senador, no me diga usted esas cosas... que saben a pecado, a prohibido y lujurioso pecado.
:)
Ante ese veneno, nadie correría a buscar el antídoto.
Besitos... viuda negra :)
Preciosas letras que rezuman sentimientos y sensibilidad.
Es cierto que si esto fuera el veneno, me lo compraría todo.
:)
Delicioso relato Dana. Súblime.
Achica el "Veneno en la Piel" de Radio Futura, casi lo ridiculiza, porque tu sí, tu sí estás hecha de un plástico fino, princesa.
Joder, me ha encantado.
Y el sonido del florido regalo retumbándome en los oídos durante la lectura me ha erizado la piel y me ha hecho cosquillitas en el estómago.
¿Un gazpachito princesa?
Venga, pues va, sacudete la arena mientas yo recojo los frisbees.
;)
Un momento estupendo. Sí, la foto, el texto, el veneno .. ay por qué nos gustará tanto jugar con él, quizá tú nos hayas dado la clave.
Una entrada llena de deseo.
Ya ves, Tesa y yo que estaba convencida de que funcionaría como repelente.
No hay quien los entienda.
Besazos, camisón de fiesta.
Un Anónimo que delicioso y excitante! Así no hay remitente a quien enviar el veneno contrareembolso. Gracias por venir, sin nombre.
¿Otra invitación al pecado? No sé yo si dispongo de tanto autocontrol.
El regalo, Xhavi, que lo hace aún más especial.
Mira que estáis avisados. ;-)
Porque nos gusta jugar Hache. Siempre. Hay más placer en el juego que en la recompensa… aunque el juego sea peligroso.
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