lunes, 18 de febrero de 2008

FERODOS, GASOLÍNA Y PASIÓN


Para la gente de E.M. Competició.



Son las seis de la mañana y suena el despertador. "Venga, levántate ya" y me sacudes en un estado de febril excitación. No me sorprende, llevas toda la noche nervioso, agitado entre las sabanas, con cambio de posición cada dos minutos exactos; Lo sabré yo que era la que dormía a tu lado. Lo que me extraña es que no hayas intentado levantarme mucho antes.


"¿Lo tienes todo?" Me preguntas nervioso mientras revoloteas a mi alrededor en la cocina. "Si, cariño, esta todo en la mochila" y te respondo con paciencia, porque sé lo importante que es para ti. "¿Has cogido la cámara?" "Si" "¿Y las chuches?""Si" ¿Te acordaste de las cervezas?""Si" "Y la manta, ¿has puesto una manta?""Si" "¿Y la cámara lleva carrete?" A esta última ya ni me molesto en contestarte, tan sólo en emitir un gruñido. Me estoy tomando mi primer café con leche del día y eso es sagrado, hasta para ti.


En la calle hace un frío que pela. "Quien me mandaría a mí meterme en este berenjenal" pienso para mí misma mientras me froto las manos. "Hay que ver las jilipolleces que hace una por amor, con lo a gusto que se esta en la cama. En fin, hay que joderse".


Y llegamos al famosamente llamado PUNTO DE ENCUENTRO. Describo, reunión de machos acelerados con un único tema en la boca; pocos vocablos y muchas, pero que muchas intenciones.
- No veas como nos lo vamos a pasar hoy, ¿Eh?


- Si, va a ser la leche... y nada menos que en Torrevella.
- Para alucinar.
- Ya te digo, nos vamos a jartar de oler gasolina y ferodos (que no es otra cosa que el olor de pastillas de freno quemadas)
- Una pasada.
- ¡ Buah! Y seguro que hoy sale fulano... y fijo que da el espectáculo.


Y podría seguir con un largo etcétera de "Si tío" "No veas" y demás, pero me lo ahorro porque son las seis y media de la mañana (si, todo eso dura el preludio, que podrían saltárselo y quedar a las 6:30, pero claro... entonces llegarían tarde seguro) Al fin nos metemos cada uno en su coche (eh, que ese día si vale llevar diez coches para nueve personas) e iniciamos el trayecto, camino que es, sin ninguna clase de dudas, todo lleno de curva hasta llegar allí donde Cristo perdió el gorro y que, por supuesto, realizamos en tiempo récord, virando en las curvas cómo si fuésemos profesionales del volante, agarrados al asfalto (yo iba más bien agarrada al cinturón de seguridad), Recortando... así se hace... y si podemos con alguna que otra estirada del freno de mano. Eso sí, respetando el entorno... no faltaría más, que mis niños son muy civilizados.


Aparcamos en la quinta ostia para empezar a caminar como auténticos idiotas siguiendo un punto imaginario allá en el horizonte y todos como borreguitos detrás del guía. Ahora, dile tú que quieres ir de compras a Barcelona... "Si hombre... que hay que aparcar en la quinta leche y encima nos pasamos toda la mañana caminando de un lado a otro. Ni hablar"... lo que yo te diga, borregos y yo, la primera.


Mientras empezamos a ascender por el camino que es una subida, mientras me empiezan a pesar las piernas, se me están cargando los gemelos, la lengua fuera y pastosa, me acuerdo por enésima vez de mi camita. Me concentro, para disipar mi mala leche, en las conversaciones ajenas.


- Mira, mira, por aquí ya han pasado los tramadores (TRAMADORES. dícese de aquellos que antes de que empiece la carrera y cierren lo que propiamente se llama el tramo, se dedican a pasar por la carretera a toda velocidad emulando a los pilotos. Aclaración: Mis chicos no son tramadores, contrariamente a lo que pueda parecer)


- Vaya asco de gente, dejan la curva toda guarra (que quiere decir con piedrecillas y pedazos de asfalto sueltos que luego entorpecerán la tarea de los auténticos pilotos)
- Pero si lo pero es que la mitad no tienen ni idea de conducir (claro, como todos ellos si) y llevan coches de pena.
- Si, como si un baqué de competí te diese ya el titulo (que es ese asiento idéntico al de los coches de competición, con cinturones de seguridad en cruz incluidos)
- Ya ves y el coche de maqueado nada, lo que son es unos plastiqueros (TRADUCCIÓN: Aquellos que le van añadiendo al coche pedazos de plástico con "aparente" diseño, alerones, faldones y demás, con la profusa intención de "maquear" y decorar su coche)
- ¡ Bah! Lo que pasa es que son todos unos charlis de mierda.


Fin de la conversación, es la frase mágica. Todos asienten la cabeza y se quedan pensando en sus cosas, que no sé exactamente cuales son. No sé si están haciendo una reflexión profunda sobre la juventud de hoy en día o dando pataditas a las piedras con la simple y llana intención de "limpiar" la curva. Sólo Dios lo sabe, pero en su sabiduría infinita no ha compartido esa información conmigo... para evitarme el mal trago, supongo.


Alcanzamos la supuesta meta, que es justamente cuando empieza el verdadero circuito. Menos mal, porque durante el camino me he planteado demasiadas veces dejar de fumar muy seriamente... y ahora que al fin hacemos una paradita me puedo encender un cigarro. Porque claro, ahora hay que parar para hacer planteamientos profundos sobre como va a ir la jugada.


- Bueno que, vamos a ver las dos pasadas o vemos una y luego vamos a la Asistencia (donde la propia palabra indica se hace asistencia, vamos que se reúnen todos, cada cual con su mecánico, algunos con carpas muy bonitas y otros simplemente a pelo y allí todo son más ruidos de motores acelerando, herramientas imposibles por doquier y muchas, muchas más conversaciones en ese idioma extraño que aún no comprendo del todo)
- No sé, mejor vemos luego... según vaya la primera pasada.
- No hombre, hay que ir a la asistencia, que es donde se mueve el ambiente.
- Si, pero luego no llegamos a la segunda que es donde se lo curran porque clasifica.
- Que si tío, que yo sé un atajo y llegamos a todo.
- Mira que me conozco tus atajos... luego me quedo sin ver nada de nada.
- Bueno, de momento que os parece si empezamos a andar y rapidito, que la cosa va a empezar y luego moverse no mola, que estorbamos. Si, si, venga, que si no pareceremos domingueros andando por el tramo con la carrera empezada.


Y otra vez a caminar... "¿No habíamos caminado bastante? ¿No podrían poner como en los aeropuertos, una cinta mecánica que rodeara todo el circuito?. Mejor no lo comento, porque seguro que piensan que sólo a una mujer se le ocurren esas ideas... ¿Y un patinete?. Sí hombre, uno de esos motorizados metálicos y pequeños tan monos. No, que luego me tocaría cargarlo a mí cuando vamos andando y montarse a los demás cuando se pueda usar. A ver si se deciden rapidito" Y ahí es donde yo, como novata en esto, me he comportado como una ingenua... rapidito, que más quisiera yo.

Empiezan sus deliberaciones.


- ¿Qué os parece esta?.
- Que dices, tú estas loco... aquí no se ve una mierda ( y dos curvas más alante)
- ¿Y esta? Aquí no hay nadie.
- Y como va a haber alguien... ¡ Si es que esto es una recta, tío! Aquí van a ser un visto y no visto.
- Mirad esta, esta está muy bien, es de las que escupe (vamos, que no es que al suelo le aparezcan unas fauces y te tire un zipiajo, es que la curva tiene tendencia a provocar que los conductores se salgan de la misma)
- Ya, por eso esta tan llena de peña, merluzo. Aquí no nos metemos todos ni de coña.


Y cientos y cientos de curvas mucho más allá de aquella tan lejana primera, cuando nos encontramos con una casi idéntica a la anterior, o a la otra, o a la primera, uno de ellos va y dice:


- Tíos, esta es la nuestra... nada de domingueros, es una curva cerradita... y si nos subimos ahí, a ese montículo, les veremos venir a todo gas de la recta y con suerte como tiran de freno de mano para entrar... y luego si miramos para allá veremos la salida de la curva, que tiene que ser de película, seguro que derrapan.
- Si, en esta va a haber más de uno que le salga bien, fijo.


Y ahí que vamos, a hacer un desesperado intento de escalada... que yo no sabía que ir a ver coches llevaba de forma añadida tanto deporte de alto riesgo. Ahora ponte las uñas negras de escarbar en la tierra porque por supuesto tú eres toda una señora y además muy digna, y no vas a permitir que ninguno de estos machos te diga "¿Te ayudo?"... aunque también sigues siendo una ingenua, porque evidentemente todos han empezado a subir y por supuesto ninguno te ha hecho la famosa pregunta. Y entonces vas y te indignas porque no te la han hecho y les gritas "Que huevones, es que ninguno piensa ayudarme. Anda cariño, que ya te vale." Y te maldices a ti misma, porque hubieses jurado y perjurado que no querrías su ayuda ni muerta... Entonces él viene y te tiende la mano... y tú le mandas a tomar por culo.


Y ahí están todos reunidos... tan contentos mirando su súper curva, la ideal, la inmejorable, la inigualable curva. Lo que no sé si saben, o no quieren saber, es que sus deseos no se van a ver cumplidos. Es técnicamente imposible. Si es una subida de poca importancia, una de esas que a veces ni puntúa para el campeonato, los que corren son más bien pilotos aficionados y vocacionales, que corren por el gustazo, con lo cual ninguno se va a arriesgar a tomar la curva como Dios manda para estampar el coche; total, la prueba no puntúa y el coche es suyo y no tienen un sponsor detrás que les pague las reparaciones. En el caso de una carrera de alto standing, bueno en ese caso lo primero es que habría sido difícil encontrar un sitio como ese y lo segundo es que los tíos lo hacen tan condenadamente bien que no necesitan el freno de mano para entrar en la curva ni le derrapan las ruedas del coche tan bien preparado que llevan cuando salen de ella. Lo que no entiendo es como a estas alturas no saben ya todo eso, porque yo, pobre ignorante, tan sólo de oírlos hablar las veces que vienen a casa a hacer sesión de Play en el Collin Macrae ya lo he descubierto.


Ahora, en el preludio anterior a las famosas pasadas, es cuando empiezan a tocarme los cojones; que si saca las pipas, que si pásame el agua, que si has traído la cerveza... venga, haznos una foto a todos juntos; y cuando estoy a punto de mandarlos a todos a su casita con mama, es cuando uno grita... "Eh, que ya se oye"... y todos en tropel en una punta del barranquillo, para poder verlo en primera línea. "Ven aquí niña, que desde aquí lo veras mejor" me dices mirando hacía atrás. Y entonces todos se levantan y se apartan para dejarme el sitio de honor, el mejor lugar. "Que majos son... en el fondo son todos un encanto" y me dejo llevar.


Y pasa el primero... "Ahí va, mira ese... si parece que vaya pisando huevos"... "Mira, mira ese, ¿dónde va tan abierto?, Que no ves que así tendrás que frenar dentro príngao"... "Anda, este ya ha tocao, porque el coche le suena a roto"... "Mira aquel, será lerdo, si con tocar un poquito el freno le hubiese bastado"... "A ese seguro que le falla la trócola, mira como va el coche, si no puede". Y yo pienso, si saben tanto, si están tan seguros de cómo se hacen estas cosas... ¿ Por qué no están corriendo ellos en lugar de estar aquí arriba, mirando desde lejos y rabiando de envidia?. Incongruencias del genero humano, mejor no darle demasiadas vueltas.


Entonces tú me rodeas con los brazos y me susurras al oído:


"No lo hueles cariño... mira como huele a gasolina y a goma de neumático quemada, fíjate como ese olor se mezcla con el asfalto inundando el aire con una curiosa mezcla de aromas. Mira, ves ese coche que se acerca, el rojo... ahora el copiloto le esta cantando la curva, mientras el asiento no para de golpearles y darles bandazos en todas direcciones él se concentra en sus notas, en ser fiable, en detectar los posibles cambios del asfalto debido al paso de los otros pilotos, en recordar sus referencias. En estos momentos sabe que de su indicación depende una buena entrada en la curva y alzando la voz por encima del ruido del motor le grita al piloto Todo derecha tres, frenando a menos dos y a fondo y el piloto pisa el pedal hasta que nota que ha llegado al final, espera atento la señal concentrando su vista más allá de la curva, donde se adivina la salida, detectando con ojos expertos donde apoyar las ruedas, los dedos firmes y tensos apretando el volante. El copiloto le grita Menos dos y entonces frena, sólo entonces... aunque hace cinco segundos hubiese pensado que era el momento de frenar, aunque todo su cuerpo hubiese deseado hacerlo entonces, ha de tener una fe ciega en su otra mitad para hacerlo única y exclusivamente cuando oye la señal. Han hecho este recorrido otras veces, pero esta, esta es distinta a todas las anteriores. El piloto gira el volante a la derecha... sabe por las indicaciones que tiene que girar todo sin dejar de acelerar y probablemente el pie le estará temblando de emoción y nervios, pero no lo separa del acelerador. Con las dos manos, lo ves como gesticula, parece un baile mal ensayado, pero por el contrario es un manejo del volante muy bien calculado. Mira fíjate bien, ves, ahora en la salida como iba acelerando el coche le derrapa un poco hacía la izquierda, es entonces cuando tiene que tener sangre fría para levantar el pie del acelerador lo justo para no perder demasiada velocidad y lo suficiente para darle tracción a las ruedas y a la misma vez debe contravolantear para enderezar la dirección... Esta saliendo... lo ha hecho muy bien. ¿Lo has visto cariño? ¿Te has fijado?."


Joder si lo he entendido... hasta se me han puesto hasta los pelos de punta de la emoción... y miro a mí alrededor y les veo a todos, con la mirada aún puesta en el coche rojo que zigzaguea aún por la carretera mientras se va haciendo cada vez más chiquito. Están todos mudos, absortos... y entonces de pronto lo comprendo todo.


Comprendo la pasión caliente que los embarga, la admiración profunda que sienten, la emoción intensa que están viviendo, los nervios en los momentos previos, la velocidad, las palabras y los gestos, el compañerismo, la adulación, la tensión, la histeria, las risas... después de todo acabo de descubrir que a mí también me gustan estas carreras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con lo poquísimo que me gustan los coches, es soprendente lo mucho que me gusta está historia. Conviertes el frío metal en algo tremendamente cálido.

Dana dijo...

A mí me encanta esta historia.
Supongo que, porque va dedicada a unos tipos cojonudos a los que quiero un montón.
Y porque me reí hasta llorar mientras la escribía y aún más al ver la cara de ellos mientras me leían.
Incredulos.
Besos.