jueves, 14 de febrero de 2008

ESTA NOCHE LA LUNA SANGRA


Esta noche la luna sangra.

Bueno, no, no es exactamente eso... esta noche a la luna se le están derramando los sesos.

No, tampoco es del todo cierto.

Para ser exactos, en el cristal hay una excelente salpicadura de sangre y algún que otro resto de mollera que se han desparramado al volarle la tapa de los sesos a mi novia y que, desde mi posición, crea un efecto visual muy agradable, como si la luna estuviera desangrándose.

No sabría decir hace cuánto tomé la decisión. La verdad es que el proceso ha sido relativamente lento y el trabajo hasta llegar aquí ha resultado duro muchas veces, pero es lo que tiene la profesionalidad, que hay que trabajársela.

Hace algunos meses, en el supermercado, estaba contemplando una pirámide de latas de conservas "Tomate Triturado El Pelatón" y se me ocurrió pensar: ¿realmente es cierto eso que tan sólo se ve en las películas...? Si quito la de abajo, ¿se vendrán todas al suelo? Y lo cierto es que me apeteció mucho comprobarlo y, justo en ese momento, decidí concederme ese capricho y retiré una de las latas, la que consideré se encontraba en el punto más estratégico para ocasionar el derrumbe. Y acerté. ¡La hostia! ¡Acerté de pleno!

Al principio, a Ana, mi novia, casi le da un patatús y se muere del disgusto, pero al final terminó riendo conmigo de mi temible ocurrencia.

A partir de ahí decidí que debía explorar y experimentar otras posibilidades. Veréis, por supuesto todo era desde un punto totalmente científico, intentado rebatir esas viejas leyendas urbanas o, en algunos casos, ratificarlas como teorías verdaderas.

Mi segundo intento fue comprobar si realmente los gatos tienen siete vidas. Se habla mucho y se fanfarronea sobre las siete vidas de un gato, ¿pero alguien ha intentado, de forma totalmente profesional y seria, matar siete veces a un gato? Seguramente no, porque de lo contrario dejaría de ser una frase hecha y pasaría a estar en los libros más prestigiosos... Yo iba a derrocar ese gran mito.

El gato de la vecina, un precioso persa, fue presa fácil dada su costumbre de saltar entre balcones y pasearse por mis enredaderas. El muy cabrón se me resistió, pero al final conseguí atraparle. Tras mucho deliberar acerca de las posibilidades que me otorgaba el experimento y cuál sería la mejor manera de llevarlo a cabo, opté por una solución drástica que me permitiera demostrar mi hipótesis en el menor tiempo posible. Lo lancé con todas mis fuerzas contra la pared desde el fondo del pasillo, pero el jodido gato cayó de pie, lastimero y maullando. Sólo se había roto una pierna, lo cual demostraba que no era del todo inmune; a las lesiones no, al menos. Probé algo más fuerte: le maniaté con cuerda; hilo de ese que se usa en cocina para atar los guisos, y le lancé sin miramientos por el balcón. Contemplé cómo descendía desde el cuarto piso maullando sin cesar hasta convertirse en una masa chafada contra el asfalto de un extraño color blanco que, al teñirse de rojo, resultaba una masa marrón parecida a un excremento. Por supuesto baje a comprobar que había terminado con su única vida. Todo un triunfo para la ciencia. Estaba convencido de que, al final, la humanidad agradecería mi dedicación.

Este experimento pudo pasar inadvertido bajo el disfraz de accidente, así que Ana no era aún participe de mi gran obra.

No sé, a veces hay que concederse algún que otro capricho, y yo me lo merecía.

Siempre he deseado comprobar la efectividad de un airbag... La autentica. Y también si esos monigotes que usan para comprobarlos son del todo fiables.

Me usé a mí mismo de conejillo de indias y estampé el coche contra un muro. Qué subidón; menuda dosis de adrenalina inundó mi cuerpo... Soy el amo, el puto amo. No hay nadie más poderoso que yo. Evidentemente, en este caso, el airbag funciona.

De esto Ana tuvo que enterarse, así que tuve que explicarle todo el procedimiento y el objetivo de mi estudio, así como congratularme por mis éxitos obtenidos.

Ana, que es una jodida histérica, llamo inmediatamente al gilipollas de su hermano. Un listillo y un capullo que por estar en su primer año de psicología se cree con perfecto derecho a juzgar a sus amigos y conocidos. Le recomendó que visitáramos a un psicólogo.

Diagnostico: Principio de esquizofrenia múltiple con brotes psicóticos leves de paranoia... Total, muchas palabras y un no entender nada. ¿Quiénes se creen que son para desvelar los entresijos de una mente tan privilegiada como la mía? Estoy hasta los huevos de los subnormales de turno que se creen todo lo que dicen y aprenden en sus inmaculados libros. Vaya panda; me tocan los cojones con toda esa parafernalia de palabras rimbombantes... Las cosas se demuestran, como estoy haciendo yo... Eso es ser inteligente; eso es tener valor; eso es ganarse la gloria y cagarse en la mierda mediocre, en el resto de los mortales.

¿Os gusta la serie CSI? A mí, sí. Soy un auténtico seguidor de la serie. Me encantan todas sus bases y demostraciones científicas. De hecho, estoy preparándome para ser como Grissom, todo un experto en la materia. Algún día, espero ser tan condenadamente bueno como él; de ahí tánto ahínco en mis demostraciones del todo científicas.

Es por eso que he tenido que disparar a la cabeza de Ana, para comprobar de forma fehaciente que, por la inclinación de la salpicadura y el tamaño de la mancha de sus sesos esparcidos en el cristal, se puede averiguar el origen, dirección y distancia de la bala.

Es por eso que ahora la Luna esta sangrando

7 comentarios:

Gilraen dijo...

Me has puesto la piel de gallina.

Meterse dentro de la cabeza de un asesino, escudriñar sus absurdos razonamientos...

Maestra, me quito el sombrero.

Tesa dijo...

Ya te había leído esto hace tiempo, en aquel punto de encuentro de Iconoclasta donde pasé tan buenos ratos disfrutando de las letras de gente tan creativa.
Me parece un relato divertido. Sí, ya sé que salpica la sangre hasta en el monitor, pero el personaje tiene un toque de payaso cabrón que me gusta.

Dana dijo...

Estas guapa sin sombrero, Gilraen. Fue un 'experimento' entretenido.

Dana dijo...

Es curioso, Tesa, lo que se lee con la perspectiva del tiempo.

Cuando lo escribí, pretendía ser un amargado lleno de rencor, pero a mí también me sucede ahora que, cuando le leo, veo al típico patoso al que todo le sale al reves de como se propone.

Que cosas, Iconoclasta... que de tiempo que rondamos.

Besos, guapa.

Anónimo dijo...

Chiquilla tierna, morbosa y salvaje... eres el puto copón de la baraja. Suena a navaja de barbero y a carincería de cuerpo lacerado con las manos empapadas en sangre mientras se degusta un marlboro.

Dana dijo...

El marlboro que sea light :P

Si yo soy el puto copón de la baraja, tú tienes ases en la manga Senador

ambrette dijo...

Es curioso que me revuelva el corazón el relato de los experimentos con el pobre gato y a la vez se me aparezca como cómica la imagen de los sesos resbalando por el cristal y el anormal del protagonista mirándolos.

¿Demasiado CSI, o Dexter, o Bones ?

En cualquier caso tendré que mirármelo.