viernes, 3 de diciembre de 2010

PREGUNTAS SIN RESPUESTA/ PREGUNTAS VETADAS

PREGUNTAS SIN RESPUESTA


Hay preguntas que no tienen respuesta.


Yo me había acostumbrado a ellas.


Como me había acostumbrado al devaneo de las manecillas del reloj sobre un tiempo desganado de horas muertas.


Como me había acostumbrado a un camisón empapado de sudor sin unas manos que lo estrujasen en las largas noches de insomnio.


Como ese rosario inexistente que desgranaba cada tarde, absorta entre mis manos contando uno a uno todos los besos que me dio.


Como me habitúe a picar cebolla para poder llorar sin pensar en las respuestas a esas preguntas.


Todo lo cocinaba con cebolla.


Todo lo aderezaba con la misma ausencia desganada.


A todo se acostumbra una.


A las tardes lluviosas bajo un paraguas negro, demasiado grande para un cuerpo menguado.


Incluso a esas preguntas sin respuesta.


Por eso, me sorprendió el pellizco que me dio el corazón, como si quisiera partirse en dos, oprimido y asfixiado, cuando su carita me miró a los ojos, inundada de un desprecio demasiado grande para un alma tan pequeña y me preguntó ‘¿Por qué se fue?'



PREGUNTAS VETADAS


Apoyada en mi regazo, envuelta en la penumbra, sentí que su mejilla se movía, estaba sonriendo. Entonces levanto la vista y me miro directamente a los ojos. Tenía una sonrisa increíblemente hermosa, iluminaba todo su rostro… casi se podría decir que iluminaba la habitación. Su carita redonda, sus sonrojadas mejillas y como colofon esa mirada, que se clavaba sin remedio en la memoria, que directa aguijoneaba mi mente.


"¿Eres feliz?", me pregunto suavemente, en apenas un susurro. La mire y sonreí. Creo que le respondí "Ahora si". Es curioso que apenas recuerde mis palabras, cuando justamente ellas son las causantes de todo.


"¿Cuándo no fuiste feliz?", volvió a preguntar. Me quede helada, casi puedo recordarme, fría como una piedra, inmóvil… esa pregunta era tan extraña; sobretodo si era ella quien me la hacía. Guarde silencio. Los silencios, algunas veces, son momentos eternos… algunas veces los silencios valen por una vida entera.


Al final, pasados unos momentos pude reaccionar… y ella seguía allí, mirándome, su sonrisa era cálida pero su mirada; su mirada era increíblemente dura, inquisitiva, exigente. Deseaba una respuesta y la quería ya.


Decidí que era un buen momento para contarle mi historia. Empecé a explicarle quien era yo y porque estaba allí, pero cuando se acercaba la hora de explicarle quien era ella y porque estaba allí… no tuve valor para la verdad. No pude explicarle porque a nuestro alrededor todo era soledad, no pude decirle que nos habían abandonado, que alguien, alguna vez, no me quiso y tampoco la quiso a ella.


Entonces invente mil maravillas, puse colores a nuestro mundo gris, una ilusión llena de princesas y castillos, de vida, de gente… lo más hermoso que pude imaginar para ella. Todo aquello que podría haber deseado para mí; todo eso lo pinte para sus ojos, se lo regale a sus oídos… y pensé que así la hacía feliz.


Que gran error… sus ojos, que siempre me habían mirado llenos de amor, se inundaron de odio, de rencor, de ira… por todo aquello que ella creía que le había robado. Donde estaban esas maravillas ahora, porque se las había arrebatado, porque para ella, yo era una egoísta que le había robado su mundo para tenerla en el mío. Dios mío, nadie puede soportar tanto odio, tanto desprecio del ser que más amas. Nadie puede sufrir tanto dolor, tanta amargura… que irónico, la historia se había dado la vuelta.


Todo fue inútil. Intente explicarle que todo era un sueño, pero entonces todavía me odio más. "Eres tan egoísta, que aún ahora que puedo vivir feliz, quieres que no lo sea", me espetó cruel. No podía convencerla de nada. Todo era culpa mía, culpa mía.


Hoy sigue siendo culpa mía. Sus dulces ojos azules, ya nunca más me miraron, jamás volví a contemplar su sonrisa, aquella que siempre había iluminado nuestra triste oscuridad. No volvieron sus palabras y sus risas. El color de sus mejillas, sus tiernos brazos… nada de eso pude volver a sentir. Se fue.


Se fue tras un sueño… como años atrás hice yo. Se fue detrás de una vida, detrás de un hombre que no la quiso, detrás de unos colores que jamás vería. Su mundo sería gris y todo sería culpa mía.


Tal vez hoy, haya unos ojos azules que la miren, como ella me miraba a mí, tal vez hoy una boca le sonría y unos brazos la abracen… tal vez hoy cometa los mismos errores que cometí yo entonces, tal vez hoy pueda perdonarme… si, seguro que hoy ya me ha perdonado y puedo abandonar el triste gris.


En el fondo de mi corazón, mi deseo es que haya encontrado los colores, que haya creado su propio arco iris… y sin embargo, también mi corazón sabe, que ella es gris, como lo soy yo; sólo que ahora las dos estamos solas.


7 comentarios:

Dana dijo...

Son dos textos distintos escritos en dos tempos totalmente alejados el uno del otro. Preguntas vetadas nació hace seguramente más de quince años, probablemente a mano. En el verano del 2007 inentaba recordar esa historia en un esfuerzo por recuperarlo tirando apenas de la imagen que mi cabeza guardaba del título... y apareció Preguntas sin respuesta. Así que, en mi interior, aunque distintos, ambos están engarzados. Por eso os los presento juntos.

Anónimo dijo...

No te culpes...

Todos hemos disparado alguna vez contra quien más nos amaba. Y muchos hemos sido blanco de dolorosos e incomprensibles adioses que se clavan penetrantes y homicidas.

Tal vez "Dana" se parece demasiado a diana. Quizá por ello, en lugar de una flecha, te lance una "Fecha":

Hoy.

Si... hoy!

mav dijo...

siempre habrías llegado al mismo sitio. Si le hubiera contado la verdad, también te habría odiado.

un saludo

balzac dijo...

Desgarradores recuerdos que se empeñan en no dejarnos solos nunca; pero es que a veces los necesitamos para sentirnos más libres y fuertes. La cruel realidad nos llena de agujeros por donde respirar, por donde transita el aire que nos mueve y por donde a veces se nos escapa esa parte de nuestra vida que nos ha hecho ser asi.

Tierno y cruel. Que los sueños jamás te hagan apartarte de tu realidad.

Anónimo dijo...

No he entendido nada pero es precioso.
Tu no eres gris, no puedes serlo escribiendo esos sentimientos. Ella te sonreía porque veía en ti el arco iris y tu venga a decirle que no que tu no tenías esos colores cuando ella los veía.
¿Estás segura que era odio?

Dana dijo...

Ay Amador, yo me culpo tan poco :) qué sorprendería al más pintado. Pero tienes razón, recibe el golpe quien más amamos y a quien más amamos le toleramos que nos duela con cierta frecuencia.

Curioso paralelismo el tuyo.

¿Mav es Mavi con prisas? :P Quien sabe, las historias tienen muchos finales y cantidad de prismas, con el que tú las miras, seguramente es distinto a cualquier otro. Es tuyo y eso, ya lo convierte en único.

Los recuerdos permanecen eternamente… hasta que ya no se desee olvidarlos, entonces desaparecen. Somos lo que hemos vivido Balzac por tanto, las cicatrices, nos hacen siempre hermosos. Y los sueños ¿Acaso no pueden convivir con la realidad?

¿Qué no has entendido Anónimo? Y espero que la pregunta no suene imperativa o desagradable al carecer de entonación. Sinceramente mi intención es aclarar lo que no entiendas.

Es la historia de una madre y su hija, en un instante de su abandonada vida, cuando ella le pregunta por el padre que se fue. No hay más.

Si lo que quieres saber es que tiene eso que ver conmigo, pues nada. :)

Ni se os ocurra estar triste porque soy una Cuentacuentos y, a veces, invento. A veces. ;-)

Gilraen dijo...

...e inventas bonito, muy bonito, querida Dana.
Tus entradas son un regalo así que no pares, please!!!