viernes, 27 de junio de 2008

CARAMBOLA


Si creyera en el cielo y el infierno, pensaría que estaba pagando por todos sus pecados. Si creyera en buenos y malos, pensaría que es un ángel que ha caído en un purgatorio poblado de diablos. Si creyera en algún equilibrio cósmico, en alguna clase de karma, tal vez pudiera aferrarse a algún ajuste de cuentas... pero a duras penas creía en ella misma.

Necesitaba un golpe de suerte en el que no confiaba.

Estaba sentada sobre el tapete, una pierna afianzada sobre la tarima, en la otra su pie danzaba a escasos centímetros del suelo y el tacón de sus botas rozaba de tanto en tanto el desgastado parquet, provocando un ruido sesgado que podría haber hecho perder los nervios a cualquiera. Pero ella, no era cualquiera.

Había planeado minuciosamente la jugada anterior. Mientras su contrincante estudiaba la mesa, ella se había paseado descuidadamente a su alrededor, inclinándose frente a él y mirándole a los ojos, ignorando nada que no fuera aquel hombre y desviando la mirada de tanto en tanto hacía su paquete. Sabía la perspectiva que ofrecía desde aquel ángulo, era plenamente consciente de la visión de sus pechos cuando aquel escote en V se abría. Quería ponerle nervioso y no le importaba jugar sucio. Por una vez en su vida, respetar las reglas era lo menos importante.

Puede que lo hubiese conseguido o que aquel tipo fuese condenadamente malo, pero falló su carambola y ella tenía una última oportunidad.

No pensaba desperdiciarla. Nada ni nadie impedirían que ganará aquella partida, no podía perder esa apuesta. Simplemente esa no era una posibilidad.

Hay muchas formas de vivir la vida, algunas buenas y muchas malas... pero no hay demasiados modos de salvar la vida. No una vida como la suya.

Había oído con frecuencia aquello de ‘A veces se gana y otras se pierde’ y esta, tenía que ser un A veces.

Sus dedos se afianzaron sobre la tela, firmes sobre la mesa. Resbaló suavemente el taco entre las manos, sintiendo el tacto rugoso de la madera, acompasando el movimiento a su respiración, notando el pulso de su corazón golpear rítmicamente el palo. Hasta ser una prolongación de ella misma. Se inclinó levemente y golpeó de lleno la bola consiguiendo una ranverse perfecta.

Levantó la mirada. El tipo que había apostado por su colega miraba sus tetas. El otro parecía no ser consciente de haber perdido la partida, con la mirada fija en la mesa y la boca abierta. No quería parecer arrogante, no quería precipitarse, así que contuvo la respiración y se incorporó despacio, procurando no dejar entrever ningún atisbo de emoción, que la excitación que sentía en su vientre no se filtrará por los poros dilatados su piel.

Por el rabillo del ojo vio a Raúl y su sequito entrar en el bar, justo en el momento en que su pasaporte hacía la libertad decía algo que no entendía, una frase que no lograba abrirse paso hasta su cerebro.

- ¿Qué has dicho?
- Que has perdido. No voy a pagarte la pasta. Tenias los dos pies levantados y eso anula tu victoria. La pasta es mía.
- ¿Qué, Princesa, apostando con el dinero ajeno? ¿No te han dicho nunca que las niñas buenas no hacen eso? – espetó Raúl manoseando su puño americano como su fuera una extensión de su polla.

Y en aquel jodido instante supo, con certeza absoluta, que ninguna ley, ni tan siquiera la del puñetero Murphy, gobernaba en su vida y que, con suerte, ella tendría que volver a casa con el labio partido, algunas costillas menos y sin blanca en los bolsillos. Y con un poquito más de suerte moriría desangrada en el callejón.

Aunque ella, no creía demasiado en la suerte, en particular, en su buena suerte.




viernes, 20 de junio de 2008

MEME CON FUN-DANA-MENTO

He decidido ‘plagiarle’ (es que desde que descubrí la frecuencia y facilidad con la que se realizan los plagios no puedo resistirme) este Meme con tanto fundamento a Tesa

Y quien quiera seguirlo, puede hacerlo aquí que estaré encantada de descubrirlo.



¿El rasgo principal de tu carácter? Positivismo

¿Un defecto que no puedes dominar? Ninguno. Tengo muchos defectos (si hago la lista os aburriríais antes de llegar al trescientos) y no puedo dominar a ninguno. Aunque si pudiera dominarlos ya no serían defectos...

¿Te consideras buena persona? No lo suficiente.

¿Por quién te cambiarías? Por algún súper héroe. Por Pícara de la Patrulla X.

¿Gatista o perrista? Aunque ronroneo con frecuencia, perros. Muchos.

¿Cuál es tu precio? Al mejor postor. Pero siempre que el cobro sea en especie.

¿Tienes un plan para dominar el mundo? No, pero tengo uno para que el mundo no me domine a mí.

¿De quién sientes envidia? De las buenas personas. De pedacitos de otras personas. Me hago yo unos apaños con los retales!

¿Estarías dispuesto a hacerte un maestro Jedi? ¿Hacérmelo con un maestro Jedi? ¿No estará a estas alturas demasiado pasado para aguantar más de un asalto? ¿La espada láser esa vibra? ¿No? Pues entonces nada.

¿Cuál es tu ideal de felicidad? Ser feliz. No tengo ninguna idea preconcebida sobre la felicidad, simplemente me lo propongo cada día y lo soy. Cuestión de actitud.

¿Crees que es posible subir a la red imágenes que tienes en tu ordenador? Soy tremendamente crédula.

¿Con qué error humano te muestras más indulgente? Con todos los que se reconozcan como tales.

¿Ante qué eres intolerante? Ante mí misma (o conmigo misma)

¿Capuchista o paragüista? Ni lo uno ni lo otro. A pelo.

¿Qué despierta tu ira? Nada de lo que debería despertármela y todo lo que no debería despertármela. ¿ Qué sea más clara? Jo, pues esta clarísimo ¿No? Valeee... las injusticias. Se me hincha la vena y salto a la yugular, y eso que no me gusta la violencia.

¿Por qué serías capaz de matar? Por lo mismo por lo que sería capaz de morir. Por los que amo.

¿Cuál es la contraseña de tu cuenta de banca electrónica? ¿ Banca? ¿ En la interné? ¿Pero eso se pué aser?

¿Qué cualidad prefieres en los seres humanos? La humanidad.

¿Te podríamos confiar nuestro ordenador buenísimo una noche? Me podrías confiar lo que quisieras y el tiempo que quisieras. ¿He dicho ya que soy muy crédula?

¿Cuál es tu palabra favorita? Alba.

¿Cuál es tu garito preferido en Madrid? Soc de Barcelona (i també em moro de calor)

¿Sabes quién es Java el hot? Facilísimo, yo le paso la pregunta a ‘Todoloencuentragoogle’ y con ayuda de ‘Wikipedialaquetodolosabe’ te hago un copia y pega fascinante. Yo sí ¿Y tú? Pa chulo...

¿Comunista o consumista? Extremista y poco amiga de los ‘catálogos’, casi nunca entró en ninguno, soy una paria.

¿Alguna obra de arte te parece insuperable? No. Todas me parecen distintas, especiales y únicas, por tanto, no hay nada que superar ni igualar.

¿Senderismo o levantamiento de vidrio? Escalada.

¿Conoces algún diseño perfecto? Vuelvo a plagiar una estupenda elección: El cuerpo humano.

¿Apolíneo o dionisiaco? Pues como en el Telepizza, me pones dos cuartos de cada. Mientras más imperfecto, más perfecto es.

¿Dónde te gustaría vivir? En el lugar que escoja.

¿Música favorita? Toda la que pueda cantar.

¿Sabes quién mató a Laura Palmer? Me quedé dormida.

Un color Violeta, Morado, Malva... Incluso al pronunciarlos, me gustan.

¿Con qué emoticono te identificas más? Con el que saca la lengua. Tengo un vicio muy feo que cualquier día de estos me costara un disgusto... y una lengua.

¿Cuáles son tus literatos preferidos? Puff... muchos, soy devoradora compulsiva de libros. Mary Higgins Clark, Pablo Neruda, Jean M. Auel, Gabriel Garcia Marquez, Arturo Pérez Reverte, Rebeca Riman, Cari, Icos, El Gato, Scila, Tesa... y los que me quedan por descubrir.

¿Qué peli ves todas las navidades? En Navidades no veo pelis, sólo a gente, a buena gente... a la mejor gente. La mía.

Un héroe Todo aquel que luche por lo que cree desde el respeto y se enfrente a la intolerancia, a las injusticias y al desprecio. Todos los que ganamos nuestras pequeñas e individuales batallas.

¿Cuál es tu asignatura pendiente? Geografía. Es la única que he finiquitado como pendiente Todas las demás, estoy en ello.

¿Crees en la eternidad del alma? No creo en ninguna eternidad. Es demasiado tiempo.

¿Crees en la metempsicosis? No

¿Cómo te gustaría morir? No me planteo como me gustaría morir, sólo sé como quiero vivir.

¿Qué crees que hay que hacer ante un troll? Pues seguir las enseñanzas de David El Gnomo, que si no.

Estado actual de tu espíritu Espera que me lo palpo... buenísima. ¿Un viernes por la tarde? Envidiable.

¿... alguna duda? ¿ Vas a poder respondérmela?


miércoles, 18 de junio de 2008

SEDA SOBRE EL ASFALTO


Debería ponerme medias, pero hacía tanto calor esa sofocante mañana de Agosto que la piel resbalaba impertinente sin dejar que el panty se deslizara sobre mi muslo.

Hacía mucho tiempo que formaban parte imprescindible de mi atuendo. No salía sin ellas de casa desde que vi a Kathleen Turner en aquella película. A veces pienso que sólo me hice detective porque con dieciocho años, mientras contemplaba a aquella rubia de infarto inundar la pantalla, soñaba con tener esas vertiginosas piernas.

Como si pudiese salir de la mierda cabalgando sobre unos tacones. Supongo que debí largarme de aquí, dejar de soñar con detectives con piernas de corista y tipos duros que te invitaban a whisky para ganarse tu alma. Pero esta ciudad me tenía atrapada, eran mis calles, las mismas en las que jugaba de niña, las aceras que rasparon mis rodillas y las esquinas que me rompieron el corazón mientras aprendía a llorar en silencio apretando los puños con rabia.

Este era un caso rutinario, sin demasiadas complicaciones, aún así preparé como siempre el bolso con la grabadora, el pasaporte, una muda interior limpia y el pequeño revolver que parecía más un encendedor que un auténtica arma letal. Estuve a punto de recoger simplemente la grabadora, pero demasiados años de rutina persistente decidieron por mí.

El tipo era un delincuente de poca monta que sobrevivía a base de chanchullos, como recadero de trapos sucios y como chivato de la poli. Pero esta vez se le había ido la mano y sin saber muy bien cómo se había visto envuelto en el robo de una documentación muy importante y comprometedora de la casa de un empresario. Ahora él tenía en sus bolsillos la vida de demasiada gente, y muchos no tendrían inconveniente en ensuciarse un poco más las uñas para salvar el pellejo.

Había un montón de gente interesada, tal vez demasiada, en aquellos papeles. Entre los buenos, los malos y los regulares formaban un grotesco y nutrido grupo al que yo me había sumado como quien pilla un tranvía en hora punta, colgada en el último instante. Probablemente no serían más que papeles mojados y al final, aunque salieran a la luz, los culos grandes y sebosos de los auténticos responsables quedarían resguardados bajo sus fajos de billetes tan sucios como su podrida alma escondida bajo esa pulcra fachada. Se me revolvían las tripas al pensarlo.

Pero, al menos por ahora, el Rata, un Don Nadie al que le quedaban sólo dos dientes enteros y uno de ellos era de oro, había creado una buena juerga en la ciudad a la que todos estábamos invitados, unos con traje de gala y otros, como yo, por la puerta de atrás.

Mi cliente no era ni mejor ni peor que ellos, pero, al fin y al cabo, pagaba mis facturas tras varios casos desastrosos y demasiadas obras de caridad. Quería esos papeles y me había pagado una cantidad sumamente escandalosa por adelantado.

Tenía una buena pista y, conociendo a Charlie, mi particular soplón, el tugurio donde se escondía el Rata, era un rastro fiable. Conseguiría hacerle salir, estaba segura. Nadie más sabía que se encontraba en los sótanos de aquel antro

O eso creía yo. Debían estar siguiéndome y esperaron hasta asegurarse de tenernos a los dos a tiro. No me di cuenta... confíe demasiado en mis dotes de persuasión y me deje llevar por la emoción de haber resuelto el caso y salir de aquel bar colgada del brazo del Rata. Un adolescente nervioso de gatillo fácil disparó, casi temblando, estrenándose seguramente por primera vez en el mundo de los sicarios, y regalándome el sabor metálico de la sangre ascendiendo por la garganta.

Joder, debería haberme puesto medias esta puta mañana. Si hubiese sabido que iba a estar tirada en el asfalto con una bala alojada en el estomago, me habría puesto las jodidas medias de seda. Odio tener que morir con estas pintas. Debí haberme marchado de aquí cuando aún estaba a tiempo, pero siempre pensé que entre toda esta mierda encontraría al menos la manera de construir un futuro mejor para alguien. Sólo una maldita esperanza a la que aferrarme.

La sangre ensuciaba mis piernas desnudas.

jueves, 12 de junio de 2008

UN PASEO


Vamos a dar un paseo. Ven, yo conduzco.

Es una carretera preciosa… no sé como la encontré.

Es pequeña y curvada, muy estrecha, poblada de árboles. Un costado es una ladera y el otro un barranco, y ambos lados están llenos de vegetación exuberante. Los árboles a veces la cubren con sus ramas de punta a punta, se cruzan sobre el cielo y forman un tapiz precioso de hojas coloridas. Hay momentos que pareciera que la Naturaleza quiere invadirte, asaltando el arcén con sus raíces retorcidas y sus hojas secas. A ratos el sol atraviesa esa espesura e ilumina con brillos extraños el asfalto, jugando con los colores de las hojas. Otras todo es frío y húmedo, de una frescura agradable que revigoriza el espíritu.

Las ventanillas abiertas, el CD suena por encima del sonido de nuestra respiración y del rugido del motor . No necesitamos hablar, ni tan siquiera cantar. No hay ni una sóla palabra que necesite decir ni oír para enturbiar ese momento.

Tu mano se cuela en el hueco entre el cambio de marcha y el asiento, reposa sobre mi pierna. Noto su calor, el tacto de tu palma atraviesa el tejido de los pantalones y se marca a fuego sobre mi piel.

Noto como me miras de reojo, pero no quiero devolverte esa mirada para que no te asustes. Mantengo la mirada en la carretera y me dejo llevar por el vaivén que ella quiere marcar, derecha e izquierda, deslizándonos con calma sobre la carretera, resbalando por la vida. Dibujo una sonrisa. Veo la tuya dibujada en un desliz de mi mirada.

Aparece una recta despejada, con un final anunciado en una curva de nuevo cerrada, en una espesura que ahoga ese gris, que lo engulle de forma misteriosa.

Apenas tengo tiempo de formular la pregunta. Tu mano se apoya sobre la mía en el cambio de marcha. Acelero para sentir la furia del motor bajo mi cuerpo, y metemos cuarta… y sin miedo metemos quinta, tu mano sobre la mía, acompañando el trayecto del cambio de marchas.

Me aprietas con fuerza. Noto tus nudillos contraídos bajo la piel de tus manos. Siento tus músculos tensos y tu pierna pugnando por salir disparada por debajo del salpicadero, atravesando el capó del coche.

Levanto el pie del acelerador, imperceptible, mientras noto como va perdiendo fuerza. No necesito frenar, cuelo la cuarta contigo acompañándome… y freno un poco antes de descender a tercera…

Y dejamos que las sombras y esa naturaleza viva nos engulla despacito, con calma, con serenidad, preparados para seguir disfrutando del paseo
.